Los Congresos Eucarísticos tuvieron su origen en Francia en la segunda mitad del siglo XIX. Los primeros Congresos fueron inspirados por la fe viva en la presencia real de la persona de Jesucristo en el Sacramento de la Eucaristía. Por consiguiente, el culto eucarístico se expresaba particularmente en la adoración solemne y en grandes procesiones que manifestaban el triunfo de la Eucaristía. Se creía encontrar en la renovación de la fe en Cristo, presente en la Eucaristía, el remedio para salvar al mundo. En el Sagrario es donde no se pierde la esperanza porque la Eucaristía nos transforma en hombres nuevos. Nos permite ser solidarios, proteger a los pobres y vulnerables y ser sensibles al clamor de nuestros hermanos necesitados. Nos enseña a actuar con integridad y a rechazar la injusticia y la corrupción que envenenan las raíces de la sociedad.
El próximo Congreso Eucarístico Internacional se realizará en Quito, del 8 al 15 de septiembre de 2024. El Papa Francisco ha escogido como tema para este encuentro: “Fraternidad para sanar el mundo”, inspirado en la Encíclica “Fratelli tutti”. Será entonces un llamado a recuperar la fraternidad y construir la amistad social, teniendo como fuente la Eucaristía, sacramento de unidad y vínculo de caridad.
Es la hora de fortalecer nuestra vida fraterna. La caridad que brota de una auténtica fraternidad que no se basa en la simpatía o empatía con unos u otros, como tampoco se limita a la solidaridad, sino que apuesta por la humanización de todos por igual, desgastando en ello la propia vida. Padecemos profundos síntomas de un mundo deshumanizado y vaciado de solidaridad, que solo en Cristo Salvador puede encontrar el camino de la fraternidad universal.
La Eucaristía es sacramento de unidad, por eso la comunión sacramental nos impulsa a construir la paz y la reconciliación con los demás, corrigiendo egoísmos personales y superando los conflictos sociales que impiden y obstaculizan la auténtica fraternidad entre los pueblos.
Mirando a nuestro alrededor, descubrimos un mundo necesitado de unidad y marcado por tantas injusticias y violencia contra los pobres. Esta situación es totalmente opuesta al ideal de comunión de vida y amor, de fe y de bienes, de pan material y eucarístico del que nos habla el Evangelio. San Pablo nos recuerda claramente que no se puede comer el Cuerpo de Cristo y seguir discriminando, no podemos comulgar y permanecer indiferentes ante el hambre y la sed del pueblo, ante los enfermos que necesitan medicina y los hermanos que no tiene donde cobijarse (Cf. 1Co 11,18-22). El catecismo de la Iglesia dice que la Eucaristía entraña un compromiso en favor de los pobres. Debemos vivir la experiencia de los discípulos de Emaús, que descubrieron al Señor al partir el pan, con este alimento espiritual descubramos su presencia real en los hermanos.
Ante Jesús Eucaristía, iniciamos muestra preparación para celebrar con fe y devoción el próximo Congreso Eucarístico Internacional del 2024, acogiendo el tema presentado por el Santo Padre, como lema y compromiso para trabajarlo en nuestra pastoral social y hacer de cada Eucaristía un encuentro de fe y de fraternidad, donde todos, alimentados por el Cuerpo de Cristo, busquemos sanar el mundo con nuestras obras de justicia y caridad.
