En nuestra Arquidiócesis contamos con un Plan Pastoral que tiene como objetivo poner a Cristo en el centro, mostrar la cercanía de Dios por medio de signos concretos que respondan a las reales necesidades pastorales de nuestro pueblo. Aspiramos fortalecer una Iglesia misionera, servidora y en constante salida para compartir con todos el gozo del Evangelio.
Para fortalecer nuestro plan de trabajo pastoral, la Conferencia Episcopal Ecuatoriana nos ofrece un conjunto de líneas de orientación pastoral para que en cada jurisdicción eclesiástica continuemos con el proceso de nueva evangelización, de tal manera que los bautizados vivamos como verdaderos discípulos misioneros de Jesucristo.
Entre las líneas pastorales se recuerda el compromiso de:
Facilitar el estudio y la difusión de la Sagrada Escritura, para llegar a su conocimiento y a la oración personal, familiar y comunitaria de la Palabra de Dios.
Propiciar la formación de padres de familia, catequistas y comunidad eclesial para que sean testigos de la fe con su vida y palabra.
Difundir la espiritualidad misionera y facilitar la formación de agentes de pastoral, de tal manera que todas las estructuras pastorales se transformen en comunidades en salida.
Favorecer la formación litúrgica en todo el Pueblo de Dios para celebrar el misterio pascual de Cristo como camino y fuente de unidad y santidad de la Iglesia, especialmente en la oración y la celebración de los sacramentos.
Promover la defensa de la vida humana en todas sus etapas, desde la concepción hasta la muerte natural, mediante programas de prevención y acompañamiento a las personas involucradas en hechos de violencia intrafamiliar.
Ofrecer líneas de acción que prioricen la formación y el acompañamiento de la familia como sujeto de evangelización y núcleo importante de la sociedad, de una formación particular en situaciones de vulnerabilidad, como enfermedad, carencia de trabajo y migración.
Buscar iniciativas para que los jóvenes vivan mejor su compromiso cristiano, sobre todo después de la celebración de los sacramentos de la iniciación. Acompañar a los jóvenes, con una pastoral juvenil adecuada, en su proceso de maduración humana y espiritual, como también en el discernimiento de su vocación y misión en la Iglesia y en la sociedad.
Debemos promover también la formación de los laicos para que respondan a los grandes desafíos eclesiales, sociales, políticos, económicos, culturales y ambientales. Para tratar hoy los problemas ecológicos debemos pensar en el ser humano y en la preocupación de unos por otros. Por eso la educación y formación en la fe en este tema que pasa por la justicia y la paz (Cf. Líneas de Orientación Pastoral, CEE, 2020-2024).
Las orientaciones pastorales de la Iglesia ecuatoriana nos hablan del compromiso cristiano por la promoción integral y solidaria de la persona, con especial empeño en la espiritualidad, formación y desarrollo de proyectos que respondan a las necesidades de los más pobres.
