Esta obra social inició con la visión y generosa donación del obispo Miguel León que destinó la casa para este servicio. El Hogar es un ejemplo de solidaridad y compasión: la unión y el amor pueden hacer grandes cosas.
El Hogar Miguel León, que acoge a niñas y ancianas desamparadas, celebró el pasado 8 de diciembre, 155 años de servicio. A lo largo de este tiempo ha tejido una historia de ternura, lucha, desafíos y esperanza. A decir de la Hna. María Augusta Gordillo, Directora del hogar, este aniversario representa un testimonio de amor, dedicación y compromiso con la comunidad. Durante este tiempo, ha sido un refugio seguro para niñas y personas adultas mayores, quienes han recibido amor, cuidado y protección.
Según rememoró la directora, este fue el primer hogar en Cuenca, regentado por las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl. La comunidad llegó a Ecuador el 18 de julio de 1870 a petición del expresidente de la República Gabriel García Moreno. En diciembre del mismo año llegaron a Cuenca para trabajar en un orfelinato de niñas, bajo la dirección de Mons. Estévez de Toral, y gracias a la donación de los sacerdotes Justo y Miguel León.
Esta obra ha enfrentado en varias ocasiones vicisitudes económicas que han puesto en riesgo la continuidad del servicio; sin embargo, las palabras del fundador San Vicente de Paúl llegaban para motivarles a seguir: “La fe nos impulsa a creer que donde hay vida hay esperanza, donde hay amor hay creatividad infinita”.
Hoy el Hogar Miguel León alberga a 20 niñas y adolescentes y a 36 adultos mayores en situación de vulnerabilidad. Para la Hna. Gordillo, “es la misión más hermosa porque contribuimos al engrandecimiento de la patria y del mundo”.
Este servicio constituye un legado histórico y el motor del trabajo tanto para las Hijas de la Caridad cuanto para los colaboradores de la institución.
“El apoyo de varias instituciones y personas ha hecho posible que esta casa siga siendo un faro de esperanza para niñas y adolescentes”. Pero siempre hace falta más apoyo.
Las Hijas de la Caridad asumieron la responsabilidad del hogar, diez años después de su fundación, ellas ya prestaban sus servicios en el Hospital San Vicente de Paúl.
Tres hermanas encabezaban la obra, quienes luego asumieron el cuidado de 40 ancianos de la casa El Buen retiro. Por su labor social, ésta es una institución emblemática de caridad, solidaridad e incansable deseo de servir.


































































