El pesebre nos invita a ser parte de este acontecimiento que es el nacimiento de Jesús y que lo celebramos en Navidad. No solo hay que admirarlo o mirarlo de lejos. Hay que vivirlo y meditarlo.
El domingo 01 de diciembre, al final de la Eucaristía de las 20:00, Monseñor Fernando Ortega, Obispo Auxiliar de Cuenca, bendijo el pesebre navideño que por quinta ocasión ha sido elaborado por la empresa Cartopel. Esta alegoría es una invitación a prepararnos en nuestros hogares para recibir al Niño Jesús.
El pesebre está compuesto por imágenes y alegorías elaboradas con papel y cartón. Muchas piezas han sido reutilizadas de nacimientos de años anteriores. Esta vez se les dio una nueva interpretación. Iván Rea, encargado de la logística de la empresa Cartopel comenta que la elaboración del nacimiento inició en agosto con el esbozo de la obra.
En este pesebre trabajaron diez personas entre artistas, diseñadores y obreros. Las imágenes se sostienen sobre estructuras de cartón. El graderío que conduce hasta el nacimiento está hecho sobre cajas de cartón. Aproximadamente 150 cajas de refrigeradoras hacen parte de esta obra. Esta vez se han incorporado figuras nuevas como el pozo de agua y la fogata. Las piezas se construyeron en la empresa. El montaje se hizo en varios días, durante las noches. Entre las imágenes encontramos a María, José, los tres reyes magos, pastores, el ángel de la estrella, camellos, ovejas y una carreta.
Iván Rea comenta que el paisaje que se observa del pueblo de Belén, está inspirado en fotos proporcionadas por el abuelo del director de Cartopel, que es oriundo de la ciudad de Belén. Al fondo del pueblo, una gran tela celeste sirve de base para el resplandor de las estrellas pintadas.
Para Monseñor Fernando Ortega, el pesebre es un instrumento catequético que nos ayuda a prepararnos para la celebración del nacimiento de Cristo. Esta preparación no debe dejar de lado la escucha constante de la Palabra del Señor. Además, es necesario que depongamos actitudes que dañan la unidad y solidaridad de la familia y la comunidad. Ahora más que nunca es urgente que depongamos actitudes de guerra. Es el momento de llevar esperanza, solidaridad y ayudar a quienes menos tienen. Así recibiremos a Jesús en nuestros corazones y en nuestra vida, con la alegría que nace del encuentro con el Señor.
El nacimiento de Cristo es “la fiesta” porque representa la venida del Salvador, de quien vino a restaurar todo, comenta Monseñor Fernando.


































































