El Papa León XIV aprobó el decreto de reconocimiento de venerables de Mons. Alejandro Labaka y la Hna. Inés Arango. Lo hizo durante la audiencia al Cardenal Marcello Semeraro, Prefecto del Dicasterio para la Causa de los Santos.
Con auditorio lleno, el 30 de julio en la Catedral antigua de Cuenca se llevó a cabo la conferencia: “Testimonio de fe y misión de los venerables Mons. Alejandro Labaka y la Hna. Inés Arango en el cuidado de la casa común”, a cargo de Mons. Adalberto Jiménez, Obispo del Vicariato Apostólico de Aguarico.
Labaka y Arango fueron dos misioneros capuchinos que murieron a manos de indígenas en la amazonía ecuatoriana, el 21 de julio de 1987. Ambos, Siervos de Dios, fueron recientemente declarados Venerables por el Papa León XIV, lo que es una gran noticia en el proceso de su canonización.
Las figuras de Labaka y Arango cobran especial relevancia por su aporte en la misión de evangelizar sin desligarse del papel del cuidado del medio ambiente. Estos misioneros tuvieron que aprender la lengua y “ensayaban para acostumbrarse a estar naturalmente desnudos”. En su misión se convirtieron en defensores de la casa común y los pueblos aborígenes de la zona.
Mons. Alejandro Labaka y la Hna. Inés Arango entraron a mediar en un conflicto con las empresas petroleras y los grupos no contactados Tagaeri y Taromenani. Su anhelo era que se preserve la vida de estos pueblos, lamentablemente estas comunidades no entendieron su misión y agredieron con lanzas a los misioneros, causándoles la muerte.
Mons. Adalberto Jiménez hizo una precisión importante, Labaka y Arango no son mártires, no mueren por odio a la fe. Su martirio es diferente. Entregaron su vida para mediar y salvar a estos pueblos. “Ellos alientan el caminar de la Iglesia en la amazonia, una zona olvidada”.
La amazonia que comparten nueve países, ha sido vista como tierra de sacrificio, tierra a depredar. Labaka y Arango decidieron evangelizar en esta zona abandonada. “La amazonía, una zona amenazada por la depredación maderera, petrolera y minera, nos lleva a tomar una postura de discernimiento y nos lleva a mirar cómo vivimos esa relación con Dios y su obra creadora”.
De esto nos viene hablando la Iglesia desde hace muchas décadas, con los Papas Pío XII, Pablo VI, Juan Pablo II, Benedicto XVI, Francisco y León XIV. Una muestra de ello son las encíclicas y exhortaciones como Laudato Sí, Laudate Deum, Evangelii Gaudium, Querida Amazonía y otras.


































































